En el rapto de Europa, Zeus se convierte en un toro blanco y se mezcla entre el ganado del padre de la bella mujer. Mientras ella pasea por la playa, queda fascinada por el precioso animal y al ver que es manso, decide montarlo. Inmediatamente, el dios aprovecha esto y se la lleva sobre su lomo nadando hasta la isla de Creta. Al llegar a la isla revela su identidad y toma a Europa en una forma humana.
Ganimedes era hijo de Laomedonte, un rey de Troya. Un día su padre le encomendó la tarea de cuidar rebaños en las montañas. El joven príncipe tenía una particularidad: era uno de los mortales más hermosos sobre la tierra, de tal suerte que cuando Zeus lo vio, se enamoró de él y como ya había hecho en otras ocasiones, se convirtió en un animal para secuestrarlo. Zeus convertido en águila lo llevó hasta el Olimpo, donde el joven se convertiría en su amante y copero de los dioses. Ganimedes fue inmortalizado en la bóveda celeste al formar la constelación de Acuario, que se relaciona con Aquila (la constelación del águila).
Leda, la esposa del rey Tindáreo, también fue objeto del deseo del dios. Leda caminaba a las orillas del río Eurotas cuando vio un cisne que huía perseguido por un águila. El cisne no era otro que Zeus y al posarse sobre ella, fue suficiente para dejarla embarazada. Aquella noche, Leda yació junto a su esposo. Como resultado de aquellas uniones, puso dos huevos, de los que nacieron Cástor y Polux, y Helena y Climenestra.
Zeus se enamoró de Némesis ,ella ésta, huyendo de él, se arrojó al agua y se convirtió en pez; el dios la persiguió transformado en castor. Entonces ella saltó a tierra y se transformo en diversas fieras, pero no pudo escaparse de Zeus, porque éste tomaba la forma de animales más feroces y rápidos. Por fin, Némesis remontó el vuelo con forma de ganso y Zeus la siguió mutándose en un bello cisne, forma con la que la cubrió sobre los cielos de Ática.